La finca está situada en el corazón de la isla de Mallorca, Baleares.
Un espacio de 100 hectáreas de naturaleza mediterránea, antiguas canteras, construcciones prehistóricas y antiguas casas al más puro carácter mallorquín.
Lugar único donde conectar con uno mismo y con el entorno.
Cuando aún no estaba establecida como finca, se decía que en Can Vola Vola, vivía un hombre originario del pueblo vecino, Sant Jordi.
Un hombre que tomaban por loco por el hecho de persistir en la idea que él consideraba su sueño, volar. Vivía en una de las cuevas que actualmente perduran en la finca -Sa Cova de’n Vola Vola- donde alimentaba su deseo de volar. Sueño, que da nombre a la finca.
Historias que se cuentan de boca en boca, que no quedan escritas en papel, que se conocen por tradición y que hemos aprendido gracias a nuestra abuela.
Ella ha sido quien ha conservado este lugar, manteniendo su esencia y su historia. Y de quién hemos tenido la suerte de conocer las costumbres y leyendas de Can Vola Vola.
Actualmente, espacios diáfanos entre altas paredes de Marés de textura y ambiente cálido.
Su técnica constructiva, a base de grandes piedras encajadas en seco, sin cemento ni argamasa, se denomina en la actualidad técnica ciclópea, en alusión a las construcciones micénicas de la Antigua Grecia.
Corral d’en Mulet, Cova d’en Vola Vola y Forn de Calç son algunos ejemplos que encontramos en la finca y que se han utilizado a lo largo de los años para diferentes funciones.
Un lugar para disfrutar